viernes, 3 de junio de 2011

pornografia y violencia


lgunos otros estudios han demostrado la inexistencia de un vínculo entre la pornografía y la violencia sexual. Es el caso del estudio sociológico del investigador canadiense Simon Louis Lajeunesse, profesor asociado de la Universidad de Montreal, quien después de investigar el tema durante dos años llegó a la conclusión de que para la mayoría de los usuarios se trata, más bien, de satisfacer una fantasía marginal debido a su monosexualidad (expresión original del filósofo francés Michel Foucault) y que sería abusivo extrapolar casos patológicos. Los hallazgos de su estudio fueron, en resumen, los siguientes:
  • De todos los entrevistados (un total de dos mil estudiantes universitarios, sobre todo mujeres), un grupo de 20, todos heterosexuales, aceptaron hablar de sus hábitos de ver pornografía.
  • Todos los entrevistados indicaron que buscaban pornografía en Internet.
  • Prácticamente todos los varones miran videos pornográficos, pero eso no afecta sus relaciones con las mujeres ni tampoco su comportamiento sexual. Por ejemplo, los varones que miran pornografía no son, en realidad, más violentos sexualmente que quienes no los miran.
  • Una diferencia significativa fue que los solteros consumían dos veces más pornografía (tres sesiones de 42 minutos por semana, en promedio) que quienes vivían en pareja (1.7 sesiones de 27 minutos, en promedio).
  • Solteros o no, casi todos ven pornografía en solitario, y no desean compartir ese momento íntimo con ninguna otra persona, ni siquiera con su pareja.
  • Algunos de los usuarios de pornografía la integran en un programa más amplio.
  • Otro de los comportamientos frecuentes es el de que los varones suelen seleccionar las escenas que les gustan y oprimen el botón de "avance rápido" (FFWW) en las que les disgustan o que no les interesan. Se trata, en este último caso, de escenas de violencia o, también, de eyaculaciones colectivas, que los usuarios consideraron muchas veces "repugnantes".
  • Los varones buscan en la pornografía fantasías que ya habían tenido cuando tuvieron su primer encuentro sexual, en general alrededor de los 12 años de edad. Sin embargo, su "guión" se desvanece al toparse con la realidad.
  • Tanto la hipótesis del espejo (la suposición de que las personas consumidoras de pornografía desearán llevar a cabo, en la vida real, lo que vieron en pantalla) como la hipótesis de la catarsis (que indica que la pornografía libra a los usuarios de algunas pulsiones y "purifica" al espectador) son nulas. En opinión del autor del estudio, los varones separan claramente sus fantasías de la vida real.